Sr. Director resulta decepcionante darse cuenta de que los artículos de opinión han terminado convirtiéndose en una especie de blogs personales, en los que nos empeñamos en contar cosas, aunque no tengamos nada interesante que decir. Estas pequeñas muestras de egocentrismo humano, no tendrían la menor importancia, si no se trataran de manifestaciones que se realizan en un periódico de tirada nacional como es El País. Encontrarnos una tribuna, con artículos como el de Enrique Lynch "Revanchismo de género", que no tienen nada que aportar en el plano intelectual y que dejan en evidencia a su autor, es cuando menos una situación lamentable.
Es normal que un artículo de opinión, dentro de la libertad ideológica, política y de expresión, genere debate y hasta pueda ser controvertido. Esto, entra dentro de lo lógico en una sociedad democrática. Otro caso, aparte, y que no tiene nada que ver con la diversidad, es montarnos una película de ciencia ficción, como lo ha hecho Enrique Lynch, basado en una paranoia completamente personal y que se resume en aquel famoso enunciado de los film de este género "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".
Podríamos excusar a Enrique Lynch, por lo que comenta en su artículo sobre una canción de Shania Twain, en que no entiende bien el inglés. O quizás, en que no ha escuchado alguna canción de reggaeton en contraposición a las de Frank Sinatra o Billie Holliday. Pero sería en vano. Lo sería, porque a la vista de las interpretaciones “peculiares”, por utilizar un término diplomático, que da también sobre otros conceptos expresados en idioma castellano, tenemos que concluir que esta persona habla de una realidad virtual en la que sólo él se encuentra.
¿Pero qué realidad es esa?. Pues la que se inicia con un absoluto delirio sobre la campaña del Ministerio de Igualdad que pretenden sensibilizar contra la violencia de género: Entre un hombre y una mujer: maltrato cero.
Aquí el autor de la tribuna hace una disquisición extrañísima sobre la interpretación que le da al eslogan "De todos los hombres que haya en mi vida ninguno será más que yo” y “de todas las mujeres que haya en mi vida, ninguna será menos que yo". De él, saca las siguientes conclusiones: que incitan al adulterio, que deberían haberse utilizado en tiempo pasado y finalmente que conminan a que las mujeres quieran ser más que los hombres. Peculiar. Muy peculiar. Creo, que no hay que ser muy avispado/a para darse cuenta de que el eslogan se ha basado en el imaginario popular y cultural, donde las mujeres hemos venido estando peor valoradas. A partir de esta realidad social, la campaña ha sido divido en dos partes; si eres mujer, el eslogan viene a explicar que nunca te considerarás inferior a un hombre y si eres un hombre que nunca considerarás a una mujer inferior a ti. Es decir, que las relaciones entre hombres y mujeres se desarrollarán en el plano de la igualdad. Ese es el mensaje, considerarnos iguales para poder respetarnos y que, por tanto, ni nos creamos con derechos a maltratar, ni nos pensemos que tenemos que soportar el maltrato (de ahí la segunda parte del eslogan: entre un hombre y una mujer maltrato cero). Por supuesto la campaña aparece en tiempo futuro y no pasado. ¿Por qué?. Porque lo que se espera de una campaña, que es el compromiso y la sensibilización, no se pueden realizar en pasado, tiene que cumplirse, obviamente, en el futuro.
Todo esto es una obviedad, tanto como comprender que cuando la campaña habla de "todos los hombres que haya en mi vida", no sólo habla de parejas, aunque en el caso que así fuera, no sé si ha caído en la cuenta de que no necesariamente porque sean varios, tienen que coincidir en el tiempo. Esto no tiene mayor importancia, pero lo aclaro porque veo al autor muy preocupado con el tema del adulterio.
Hasta aquí lo que piensa cualquier persona normal, con un nivel de comprensión medio.
La segunda parte del artículo ya es bastante más esclarecedora de los problemas interpretativos de Enrique Lynch.
Es muy sencillo. Hace no tantos años, en este país las mujeres podían considerarse, incluso públicamente como inferiores. Se podía hablar abiertamente de ello y hasta del maltrato tanto psicológico, como físico. Incluso era aceptado socialmente como normal. Afortunadamente hoy, aunque persistan algunas desigualdades, al menos no es políticamente correcto hacerlo. Por eso, aparecen algunos Enriques Lynch por ahí, que movidos por el rencor de no poder expresar públicamente sus verdaderos pensamientos, empiezan a realizar interpretaciones paranoicas de la realidad, al calor del miedo de sus complejos.
Estos comportamientos son propios de lo que ha dado en conceptualizarse como postmachismo. O sea, ser un machista como los de toda la vida, pero sin admitirlo abiertamente, porque esto, no es políticamente correcto en la sociedad española actual. Lo demás son todas estrategias históricamente manidas; intentar disfrazar los discursos de objetividad y equiparar el machismo que practican al feminismo. Esto último, funciona por la lógica de que ven al feminismo, una teoría de liberación que postula la igualdad entre los hombres y las mujeres (no la superioridad), como una agresión. Un ejemplo de esto, podemos observarlo en la argumentación del artículo en cuestión, basada en un puñado de canciones de pop, que ni siquiera ha interpretado correctamente. Concretamente, parece preocuparle mucho al autor que haya mujeres que puedan decir adiós como Julieta Venegas o Shakira cuando así lo decidan. ¿Por qué? , pues al parecer la posibilidad de que las mujeres tengan hoy capacidad de decisión, él lo interpreta como una agresión. Tal es así, que llega al punto de dar un fin delirante a su artículo en el que formula una especie de amenaza apocalíptica, bajo la sombra talibán y en forma de pregunta retórica, insinuando que sobre las mujeres que se tomen el atrevimiento de ejercer su libertad caerá la violencia. Por mi parte, ya le advierto que no se canse porque no va a surtir el más mínimo efecto.
Sin más, después de leer este cúmulo de despropósitos que es el artículo "Revanchismo de género", no tengo más que acompañarle en el sentimiento por esos rencores y miedos que le desatan sus inseguridades personales respecto a la posibilidad de convivir en una sociedad igualitaria. Debe ser terrible vivir con ese peso. Afortunadamente, también puedo congratularme y felicitar a todas las mujeres y hombres que salvando esos miedos, hacen esfuerzos diariamente para disfrutar de la riqueza de una convivencia en igualdad.
El artículo de marras
Es normal que un artículo de opinión, dentro de la libertad ideológica, política y de expresión, genere debate y hasta pueda ser controvertido. Esto, entra dentro de lo lógico en una sociedad democrática. Otro caso, aparte, y que no tiene nada que ver con la diversidad, es montarnos una película de ciencia ficción, como lo ha hecho Enrique Lynch, basado en una paranoia completamente personal y que se resume en aquel famoso enunciado de los film de este género "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".
Podríamos excusar a Enrique Lynch, por lo que comenta en su artículo sobre una canción de Shania Twain, en que no entiende bien el inglés. O quizás, en que no ha escuchado alguna canción de reggaeton en contraposición a las de Frank Sinatra o Billie Holliday. Pero sería en vano. Lo sería, porque a la vista de las interpretaciones “peculiares”, por utilizar un término diplomático, que da también sobre otros conceptos expresados en idioma castellano, tenemos que concluir que esta persona habla de una realidad virtual en la que sólo él se encuentra.
¿Pero qué realidad es esa?. Pues la que se inicia con un absoluto delirio sobre la campaña del Ministerio de Igualdad que pretenden sensibilizar contra la violencia de género: Entre un hombre y una mujer: maltrato cero.
Aquí el autor de la tribuna hace una disquisición extrañísima sobre la interpretación que le da al eslogan "De todos los hombres que haya en mi vida ninguno será más que yo” y “de todas las mujeres que haya en mi vida, ninguna será menos que yo". De él, saca las siguientes conclusiones: que incitan al adulterio, que deberían haberse utilizado en tiempo pasado y finalmente que conminan a que las mujeres quieran ser más que los hombres. Peculiar. Muy peculiar. Creo, que no hay que ser muy avispado/a para darse cuenta de que el eslogan se ha basado en el imaginario popular y cultural, donde las mujeres hemos venido estando peor valoradas. A partir de esta realidad social, la campaña ha sido divido en dos partes; si eres mujer, el eslogan viene a explicar que nunca te considerarás inferior a un hombre y si eres un hombre que nunca considerarás a una mujer inferior a ti. Es decir, que las relaciones entre hombres y mujeres se desarrollarán en el plano de la igualdad. Ese es el mensaje, considerarnos iguales para poder respetarnos y que, por tanto, ni nos creamos con derechos a maltratar, ni nos pensemos que tenemos que soportar el maltrato (de ahí la segunda parte del eslogan: entre un hombre y una mujer maltrato cero). Por supuesto la campaña aparece en tiempo futuro y no pasado. ¿Por qué?. Porque lo que se espera de una campaña, que es el compromiso y la sensibilización, no se pueden realizar en pasado, tiene que cumplirse, obviamente, en el futuro.
Todo esto es una obviedad, tanto como comprender que cuando la campaña habla de "todos los hombres que haya en mi vida", no sólo habla de parejas, aunque en el caso que así fuera, no sé si ha caído en la cuenta de que no necesariamente porque sean varios, tienen que coincidir en el tiempo. Esto no tiene mayor importancia, pero lo aclaro porque veo al autor muy preocupado con el tema del adulterio.
Hasta aquí lo que piensa cualquier persona normal, con un nivel de comprensión medio.
La segunda parte del artículo ya es bastante más esclarecedora de los problemas interpretativos de Enrique Lynch.
Es muy sencillo. Hace no tantos años, en este país las mujeres podían considerarse, incluso públicamente como inferiores. Se podía hablar abiertamente de ello y hasta del maltrato tanto psicológico, como físico. Incluso era aceptado socialmente como normal. Afortunadamente hoy, aunque persistan algunas desigualdades, al menos no es políticamente correcto hacerlo. Por eso, aparecen algunos Enriques Lynch por ahí, que movidos por el rencor de no poder expresar públicamente sus verdaderos pensamientos, empiezan a realizar interpretaciones paranoicas de la realidad, al calor del miedo de sus complejos.
Estos comportamientos son propios de lo que ha dado en conceptualizarse como postmachismo. O sea, ser un machista como los de toda la vida, pero sin admitirlo abiertamente, porque esto, no es políticamente correcto en la sociedad española actual. Lo demás son todas estrategias históricamente manidas; intentar disfrazar los discursos de objetividad y equiparar el machismo que practican al feminismo. Esto último, funciona por la lógica de que ven al feminismo, una teoría de liberación que postula la igualdad entre los hombres y las mujeres (no la superioridad), como una agresión. Un ejemplo de esto, podemos observarlo en la argumentación del artículo en cuestión, basada en un puñado de canciones de pop, que ni siquiera ha interpretado correctamente. Concretamente, parece preocuparle mucho al autor que haya mujeres que puedan decir adiós como Julieta Venegas o Shakira cuando así lo decidan. ¿Por qué? , pues al parecer la posibilidad de que las mujeres tengan hoy capacidad de decisión, él lo interpreta como una agresión. Tal es así, que llega al punto de dar un fin delirante a su artículo en el que formula una especie de amenaza apocalíptica, bajo la sombra talibán y en forma de pregunta retórica, insinuando que sobre las mujeres que se tomen el atrevimiento de ejercer su libertad caerá la violencia. Por mi parte, ya le advierto que no se canse porque no va a surtir el más mínimo efecto.
Sin más, después de leer este cúmulo de despropósitos que es el artículo "Revanchismo de género", no tengo más que acompañarle en el sentimiento por esos rencores y miedos que le desatan sus inseguridades personales respecto a la posibilidad de convivir en una sociedad igualitaria. Debe ser terrible vivir con ese peso. Afortunadamente, también puedo congratularme y felicitar a todas las mujeres y hombres que salvando esos miedos, hacen esfuerzos diariamente para disfrutar de la riqueza de una convivencia en igualdad.
El artículo de marras
10 comentarios:
Estimada asociación:
Después de haber leído tu comentario (espero que no moleste el "tuteísmo"), no puedo hacer otra cosa más que darte un estrechamiento de manos y un abrazo virtual, junto con una sonrisa de oreja a oreja.
Por mi parte también me he tomado la libertad de escribir en referencia a dicho artículo, pero dirigiéndome a la defensora del lector, aunque la idea de escribir una carta al director también lo tengo por objetivo.
Comparto todo lo que has escrito sin necesidad de añadir nada, no porque no tenga capacidad, sino porque lo que has escrito es lo mismo que opino.
Me guardo tu página en el listado de "Enlaces" para seguir leyéndote en el futuro.
Recibe un cordial saludo,
Rocío
Estupenda idea, Rocío. Yo voy a escribir a la defensora del lector ahora mismo. Animo a todo el mundo a que lo haga también, simplemente suscribiendo el artículo de este blog o el de Soledad Gallego-Díaz publicado en la edición digital de El País hoy mismo.
Rocio, me parece estupenda la iniciativa de dirigirla a la defensora de lector/a. Cualquier paso en la línea de mostrar nuestro desacuerdo con semejante disparate, es necesario. La unión hace la fuerza, dice el dicho y no es vano. Sin ir más lejos, como apunta anónima abajo, hoy Soledad Gallego-Díaz publicaba en la tribuna de El País un artículo en relación a esto. Felicidades a todas por vuestras iniciativas y seguimos en contacto.
Creo que me da miedo esta gente...
Maravilloso, simplemente maravilloso. Poco más o menos, Soledad Gallego-Díaz está haciéndole entender al propio Lynch (y a l@s lector@s en general) que la idea de igualdad no se basa en la idea de la superioridad femenina (que much@s creen que es por lo que se lucha), si no en la idea, como dice la propia autora, "...ningún ser humano es más que otro ser humano". Me sorprende que se siga sin ver esa obviedad después de todo lo que la Historia nos ha contado sobre la dominación y la superioridad que much@s creían poseer.
Felicidades desde aquí ya que no he conseguido dejar este comentario en la página de El País.
Lo mismito que he pensado al leer el artículo. Sinceramente me ha parecido una paranoia o algo escrito bajo alguna influencia extraña. Eso o el susodicho anda en algún proceso sentimental que le provoca el mismo despecho que expresan las canciones que tanto alaba como muestra de la bondad de los hombres. Simplemente no llego a entender como ha llegado hilar lo que ha escrito.
Personalmente no creo que sea una cuestión de libertad de expresión para generar debate, sino una vía de generar morbo en unas fechas señaladas y vender más provocando a la gente para que entre al trapo.
La respuesta del director de la sección en el artículo de la defensora del lector de este domingo ha sido cuando menos lamentable.
Seguid así.
Gracias Arturo, tú has dado una de las claves: es un misterio saber como ha hilado el texto. Dicho de manera amable, realmente sorprendente. Casi tanto, como que alguien se haya prestado a publicarlo.
El revanchismo del señor Lynch
Escribo esta carta fundamentalmente por dos motivos: primero porque me parece inadmisible y misógino en grado sumo al artículo que el señor Enrique Lynch escribió hace unos días en el periódico El País sobre la violencia de género y segundo porque no puedo comprender cómo ese periódico, que ha defendido siempre a la mujer en este penoso asunto, ha sido capaz de publicarlo. Son tantas las cuestiones que me ha sugerido su lectura que empezaré diciendo (llena de tristeza, rabia e indignación) que mientras sigamos teniendo voces masculinas en este país con ideas tan retrógradas y machistas como las del señor Lynch va a ser muy difícil prevenir y erradicar el maltrato a las mujeres.
Deducir del eslogan publicitario del Ministerio de Igualdad “De todos los hombres que haya en mi vida ninguno será más que yo”, que la causa que alimenta la violencia machista es el revanchismo de la mujer hacia el hombre es de lo más retorcido que he oído jamás, por no decir aberrante. El autor afirma en primer lugar que dicho eslogan atribuye a las mujeres el tener muchos hombres, es decir muchos amantes; si esto fuera cierto, que no lo es, por el mismo razonamiento el eslogan masculino de la misma campaña (que según el autor le parece correcto) atribuiría a los hombres muchas mujeres, pero claro señor Lynch, eso a usted no le parece censurable. No será que su machismo endógeno no le deja ver con claridad. Por otro lado, quién dice que esos supuestos hombres que el eslogan atribuye a las mujeres, no puedan ser, además de la pareja, el padre, los hermanos, otros familiares, amigos, e incluso conocidos, con los que una mujer también podría tener un episodio de malos tratos.
Continúa diciendo que el eslogan sería más correcto e igualitario si se hubiese escrito en pasado. Precisamente el tiempo verbal que se utiliza (el presente de subjuntivo) es el adecuado para concienciar a la gente sobre algo que ha ocurrido, que ocurre y que seguirá ocurriendo en nuestra sociedad si no ponemos todo nuestro empeño en solucionarlo.
Acusa al Ministerio de Igualdad de practicar un feminismo implícito dentro de dicha campaña, pero se le olvida que el feminismo lucha por la igualdad de la mujer y eso es lo que dicha campaña pretende fomentar abiertamente con su eslogan, además le diré que el feminismo no es sólo cosa de mujeres, algo que usted da por sentado, e incluso lo califica de revanchista y mal encarado. El feminismo es cosa de todos y si así lo comprendiera usted y otros machos ignorantes y resentidos que piensan como usted, el número de casos de violencia de género no iría en aumento.
Y todavía se atreve a atacar más a la mujer diciendo que los hombres que agreden a las mujeres son “bestias educadas por féminas”. Hasta la fecha las mujeres son las únicas que pueden gestar y amamantar a sus hijos, pero en cuanto a la educación se refiere los hombres también tienen su parte de responsabilidad en esa tarea ¿no cree?
Descalifica la filmografía de Rydley Scott y tacha de parábola semipublicitaria Thelma y Louise una de sus películas más emblemáticas. Aquí sólo se me ocurre decirle que no ha entendido usted nada, ni la película, ni por supuesto el drama que están viviendo muchas mujeres en nuestro país simplemente por el hecho de ser mujer.
Creo que para teminar con la polémica, deberíamos escuchar a Don Quijote, quien decía algo así como que nadie es más que nadie si no hace más que nadie. Hay filósofos que le sacan punta a las cosas y luego se pinchan con ellas. ¡Y se supone que es una persona culta!
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