Me gustan las películas que son, de algún modo, implícitamente feministas. En algunos casos pueden verlas millones de espectadores/as, cosa que de otro modo nunca harían y aunque no sean conscientes de su mensaje y probablemente no pasen de la superficie, siempre queda el consuelo de que algo siempre permanece.
Que nadie mire con cara de sorprendida/o y empiece a rascarse la cabeza de modo pensativo. No, la verdad es que no me he aficionado a las películas de artes marciales. Ni siquiera, "El tigre y el dragón", puede considerarse una novedad de la que hablar en medio de este calor insoportable, puesto que fue hace ya once años que vio la luz. Sin embargo, es una de esas películas, que redescubres cada vez que vuelves a verla.
Quizás algunas personas, vean en "El tigre y el dragón" un film atractivo por la siempre atrayente filosofía del Tao o por las espectaculares coreografías de los combates. No obstante, a mi me sugiere reflexiones muy interesantes tanto desde la visión feminista, como humanista.
En principio me parece destacable los papeles que ocupan las mujeres dentro de la historia. Dentro del equilibrio que trata de encontrar la narración con la disparidad de los tres personajes centrales femeninos, todos son de una marcada personalidad, fortaleza y firmeza. Cada cual marca sus matices en relación a sus propias creencias y visión de la vida.
De forma velada, sutiles denuncia del machismo a través, de la "villana", que resulta no serlo tanto, a quien el maestro al que sirve, no deja aprender sus más altas enseñanzas por ser mujer. O de la joven protagonista Jen, que una vez se case, no podrá disponer de su propia vida.
Como anunciaba, no me enardecen las artes marciales, a pesar de ello, el segundo combate entre las protagonistas, me resulta muy logrado, revelador y apasionante. ¿Por qué?. Primero porque tiene una visión totalmente contraria a la de las películas de acción occidentales. En este caso, la violencia solo se utiliza como último medio posible y no persigue la venganza, ni el linchamiento, sino que tiene como único objetivo redirigir la situación. Sin excesos, sin chistes, ni gracietas de mal gusto, sin un golpe de más. Porque la violencia siempre es un fracaso del ser humano y por tanto, no puede tomarse como algo divertido o frívolo. Segundo, dentro de este contexto filosófico, se presenta este combate como un momento de gran peso dentro de la película. Sorprende. Es sorprendente porque nos muestra un combate entre dos mujeres, que no se presta a lo anecdótico, chistoso o la mofa, que es como siempre se presenta las peleas entre dos mujeres, incluso en las películas de acción. Muy al contrario esta escena cobra una gran tensión y gravedad, que ni siquiera el personaje masculino principal puede romper, cuando aparece al producirse el desenlace de la misma. Tercera. Para quienes son amantes de las coreografías de artes marciales, no tiene precio...
Otro de los puntos más sugerentes es la evolución filosófica y espiritual del personaje masculino, Li Mu Bai y que es absolutamente inversa a la que suele producirse dentro de las películas sobre la filosofía oriental y que sin embargo, me parece mucho más cercana a la teoría del ying y el yang; los dos principios complementarios que componen todo lo que existe y de cuyo equilibrio surge todo movimiento y mutación. El personaje, insinúa haber llegado al Tao, pero sin haber experimentado la supuesta explosión de felicidad, armonía y bienestar. Al contario, ese estado le sume en una gran tristeza. Quizás, la de haber descubierto sus carencias terrenales y lo necesario de la complementariedad entre lo material y lo espiritual, para alcanzar el equilibrio que nos acerca a la felicidad o a lo que más pueda parecérsele.
Sin duda, entre la interrelación de los personajes, surge la esencia de la película. Aunque cada quien puede identificarse con uno/a u otro/a, para llegar a un equilibrio y un movimiento necesario que les lleve a elevarse a todos y cada uno de los personajes, ha sido necesario el conocimiento del contrario/a y de las cualidades/defectos que habíamos rechazado o ignorado hasta entonces.
Que nadie mire con cara de sorprendida/o y empiece a rascarse la cabeza de modo pensativo. No, la verdad es que no me he aficionado a las películas de artes marciales. Ni siquiera, "El tigre y el dragón", puede considerarse una novedad de la que hablar en medio de este calor insoportable, puesto que fue hace ya once años que vio la luz. Sin embargo, es una de esas películas, que redescubres cada vez que vuelves a verla.
Quizás algunas personas, vean en "El tigre y el dragón" un film atractivo por la siempre atrayente filosofía del Tao o por las espectaculares coreografías de los combates. No obstante, a mi me sugiere reflexiones muy interesantes tanto desde la visión feminista, como humanista.
En principio me parece destacable los papeles que ocupan las mujeres dentro de la historia. Dentro del equilibrio que trata de encontrar la narración con la disparidad de los tres personajes centrales femeninos, todos son de una marcada personalidad, fortaleza y firmeza. Cada cual marca sus matices en relación a sus propias creencias y visión de la vida.
De forma velada, sutiles denuncia del machismo a través, de la "villana", que resulta no serlo tanto, a quien el maestro al que sirve, no deja aprender sus más altas enseñanzas por ser mujer. O de la joven protagonista Jen, que una vez se case, no podrá disponer de su propia vida.
Como anunciaba, no me enardecen las artes marciales, a pesar de ello, el segundo combate entre las protagonistas, me resulta muy logrado, revelador y apasionante. ¿Por qué?. Primero porque tiene una visión totalmente contraria a la de las películas de acción occidentales. En este caso, la violencia solo se utiliza como último medio posible y no persigue la venganza, ni el linchamiento, sino que tiene como único objetivo redirigir la situación. Sin excesos, sin chistes, ni gracietas de mal gusto, sin un golpe de más. Porque la violencia siempre es un fracaso del ser humano y por tanto, no puede tomarse como algo divertido o frívolo. Segundo, dentro de este contexto filosófico, se presenta este combate como un momento de gran peso dentro de la película. Sorprende. Es sorprendente porque nos muestra un combate entre dos mujeres, que no se presta a lo anecdótico, chistoso o la mofa, que es como siempre se presenta las peleas entre dos mujeres, incluso en las películas de acción. Muy al contrario esta escena cobra una gran tensión y gravedad, que ni siquiera el personaje masculino principal puede romper, cuando aparece al producirse el desenlace de la misma. Tercera. Para quienes son amantes de las coreografías de artes marciales, no tiene precio...
Otro de los puntos más sugerentes es la evolución filosófica y espiritual del personaje masculino, Li Mu Bai y que es absolutamente inversa a la que suele producirse dentro de las películas sobre la filosofía oriental y que sin embargo, me parece mucho más cercana a la teoría del ying y el yang; los dos principios complementarios que componen todo lo que existe y de cuyo equilibrio surge todo movimiento y mutación. El personaje, insinúa haber llegado al Tao, pero sin haber experimentado la supuesta explosión de felicidad, armonía y bienestar. Al contario, ese estado le sume en una gran tristeza. Quizás, la de haber descubierto sus carencias terrenales y lo necesario de la complementariedad entre lo material y lo espiritual, para alcanzar el equilibrio que nos acerca a la felicidad o a lo que más pueda parecérsele.
Sin duda, entre la interrelación de los personajes, surge la esencia de la película. Aunque cada quien puede identificarse con uno/a u otro/a, para llegar a un equilibrio y un movimiento necesario que les lleve a elevarse a todos y cada uno de los personajes, ha sido necesario el conocimiento del contrario/a y de las cualidades/defectos que habíamos rechazado o ignorado hasta entonces.
3 comentarios:
Gran peli, sí, je.
¡Mola la entrada!
Soy amante del cine y soy feminista, "El Tigre y el Dragón" ahora se encuentra en mi lista de películas por ver este verano, gracias por la recomendación. En particular, esta entrada me recordó Kill Bill de Quentin Tarantino, una de mis películas favoritas, la ví hasta hace poco y me parece también bastante feminista, aunque en el contexto característico de los films de Tarantino, humor negro, música atractiva y muchísima sangre. La forma como Beatrix Kiddo regresa, recibe preparación, cobra venganza y termina al lado de su hija me parecen inspiradoras. No hay poder ni amor más grande que el de una madre. Saludos.
Tomo nota de la peli, y como estudioso de las leyes, diré que todo es interpretable, y sin duda a veces hay interpretaciones ocultas o como diría yo Expedientes X a desvelar jeje!!>_-
Publicar un comentario