
Ayer, veíamos en las noticias de todos los medios a la Secretaria de Estado de EE.UU. , Hillary Clinton, contestar con contundencia a un estudiante que le preguntaba sobre la opinión que le merecía a su marido, un acuerdo comercial del Congo con China. Al parecer, todo se debió a un error de traducción y en realidad el ciudadano congolés le estaba preguntando sobre la opinión del Presidente de Estados Unidos, Barak Obama. Sin embargo, no deja de ser interesante ver como ha sido tratada esta noticia en los medios de comunicación, porque el "gazapo" no ha estado muy lejos de la realidad. Durante su gira a diferentes países africanos, multitud de periodistas han tomado como deporte hacer preguntas sobre su marido. En el trato de esta noticia se habla incluso de pérdida de papeles, a lo que a todas luces es una respuesta contundente a una pregunta formulada fuera de lugar. Pero es más, algún medio de comunicación, como el Diario de Córdoba, incide en esta posición de minimizar a una mujer que es nada más que Secretaria de Estado de uno de los países más influyentes del mundo en estos momentos. ¿Cómo?. Pues sugiriendo que la preocupación principal de una persona que está ejerciendo la representación de su país en el exterior , es si su marido está celebrando su cumpleaños en Las Vegas.
Con la mentalidad que rezuma comentarios como estos, no veo porque otro titular que ha acaparado los periódicos estos días, en los que un hombre de kenya hacía una oferta a Hillary Clinton, de 40 cabras y 20 vacas a forma de dote para casarse con su hija, se ha comentado en tono socarrón. Ofrecer 40 cabras y 20 cabras no es muy diferente a ir a un club y comprar el cuerpo de una mujer por X euros.