Cuando para explicar el comportamiento de un semejante, se acaba la filosofía, los argumentos lógicos y el racionalismo, sólo queda decir una cosa: eres la espantaja de los melones.
El semejante en cuestión, aunque la ciencia va a tener que demostrarme que este sujeto y yo pertenecemos a la misma raza, es Silvio Berlusconi. La existencia de este personaje ya es una prueba viviente en sí, de que para ser Presidente de un gobierno democrático tampoco hay que ser la persona más lista de clase, ni siquiera estar bien de la cabeza o tener un poco de amor propio.
Y digo esto, porque por si fuera poco nefasto tener que soportar sus iniciativas políticas con aroma a rancio, por no decir cosas peores, es indescriptible por lo que tenemos que pasar las personas normales y de bien, cada vez que abrimos un periódico y vemos a Silvi en una noticia. Desde que matar a una persona por celos sea un atenuante, que presente una lista a la elecciones europeas con mujeres guapas, sólo por que lo son, escucharle hablar sobre la inmigración o verle en una visita oficial esperando a Angela Merkel escondido detrás de una estatua para hacer una gracieta, vaya me van a perdonar, pero creo que no merezco esto.
El ser humano siempre está dispuesto a superarse a si mismo. Por si habíamos pasado poca vergüenza ajena con George Bush o José María Aznar, este muchacho ha superado todas las expectativas. El climax de su historial meritorio, llegó hace unas semanas cuando leí que se insinuaba que frecuentaba a una menor y esto no produjo un rechazo en su Italia natal, sino que más bien era algo natural y hasta divertido. Me pregunté entonces que tipo de personas son las que votan a este elemento.
No se crean que me pienso acomplejar porque en España hayan existido personajes como Aznar, porque ya he explicado en diversas ocasiones la clase de fauna que también puebla nuestras llanuras lo más recóndito de nuestros bosques... Pero aun así, todo este comportamiento payasesco creo que no sería bien aceptado en España.
Para ahondar en la calidad de este comediante político, a la pregunta que un periodista le hizo en su país sobre porqué hacía estas cosas siendo Presidente de Italia, él contestó muy resulto que si no las hiciera, no sería él mismo. Al parecer la criatura, que tiene alma de estrella del rock, concibe que el principal cometido del Presidente de un país es eso; ser él mismo, todo un reto político, social y personal.
No me quedan más palabras que decir, que ahora me doy cuenta a quien se referían esos humoristas españoles cuando repetían una y otra vez: la espantaja de los melones.
Y digo esto, porque por si fuera poco nefasto tener que soportar sus iniciativas políticas con aroma a rancio, por no decir cosas peores, es indescriptible por lo que tenemos que pasar las personas normales y de bien, cada vez que abrimos un periódico y vemos a Silvi en una noticia. Desde que matar a una persona por celos sea un atenuante, que presente una lista a la elecciones europeas con mujeres guapas, sólo por que lo son, escucharle hablar sobre la inmigración o verle en una visita oficial esperando a Angela Merkel escondido detrás de una estatua para hacer una gracieta, vaya me van a perdonar, pero creo que no merezco esto.
El ser humano siempre está dispuesto a superarse a si mismo. Por si habíamos pasado poca vergüenza ajena con George Bush o José María Aznar, este muchacho ha superado todas las expectativas. El climax de su historial meritorio, llegó hace unas semanas cuando leí que se insinuaba que frecuentaba a una menor y esto no produjo un rechazo en su Italia natal, sino que más bien era algo natural y hasta divertido. Me pregunté entonces que tipo de personas son las que votan a este elemento.
No se crean que me pienso acomplejar porque en España hayan existido personajes como Aznar, porque ya he explicado en diversas ocasiones la clase de fauna que también puebla nuestras llanuras lo más recóndito de nuestros bosques... Pero aun así, todo este comportamiento payasesco creo que no sería bien aceptado en España.
Para ahondar en la calidad de este comediante político, a la pregunta que un periodista le hizo en su país sobre porqué hacía estas cosas siendo Presidente de Italia, él contestó muy resulto que si no las hiciera, no sería él mismo. Al parecer la criatura, que tiene alma de estrella del rock, concibe que el principal cometido del Presidente de un país es eso; ser él mismo, todo un reto político, social y personal.
No me quedan más palabras que decir, que ahora me doy cuenta a quien se referían esos humoristas españoles cuando repetían una y otra vez: la espantaja de los melones.
2 comentarios:
Je, mis compañeros italianos Erassmus estan de la espantaja de los melones hasta el ..., ya sabes.
Pero no es "resulto" sino que es "resuelto". Perdon por la correccion, pero me sale del alma de futuro profe de lengua.
.... "para ser Presidente de un gobierno democrático tampoco hay que ser la persona más lista de clase, ni siquiera estar bien de la cabeza o tener un poco de amor propio".
Me parece que con esta definición, sin llegar a ser una pandemia, yo diría que como mínimo un nuevo tipo de "gripe presidentus democratus" podemos empezar a padecer.
…. y el problema es, que para vacunarse de estos virus, solo se consigue desarrollando fuertemente el “musculus intelectus” COLECTIVAMENTE, se entiende.
... y par neutralizar al personaje referido, "SilvioBerlusconiGeorge BushJoséMaríaAznar" no hay en el mundo "gimnasius intelectus" suficientes.
... y mira que hace falta poco intelecto para reconocer la maldad ocasionada por ellos.
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