
Es una lástima que aquell@s que tanto airean y defienden a ultranza la Constitución no cuestionen la vulneración del que se señala como derecho fundamental y que garantiza que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Y es que parece mentira que a casi 30 años de su firma, el retrogrado y conservador Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre la enseñanza siga aún vigente y más aún tras las ultimas manifestaciones de la cúpula de la Iglesia Católica.
Pese al aconfesionalismo de nuestro Estado, es finalmente, en vez de la Iglesia, nuestro actual Gobierno quien se aplica la célebre frase de Jesús; esa de “si te pegan en una mejilla, pon la otra”. No ya sólo se le permite a la Iglesia proponer a las personas que impartirán la enseñanza religiosa, así como los contenidos de la misma, los libros de texto y el material didáctico, si no que resulta que es también el Estado quien paga los sueldos de las y los “afortunados” elegidos y elegidas, así como las posibles indemnizaciones por despidos declarados improcedentes. La Iglesia infringe y vulnera la ley, y el Estado paga sus errores. La Iglesia interfiere en asuntos civiles criticando las reformas educativas, el matrimonio entre personas del mismo sexo, las reformas del IRPF, etc, etc… y en cambio el Gobierno no mueve un ápice para reformar los Acuerdos de la Santa Sede. ¿Será que también se quieren ganar el cielo?
Pese al aconfesionalismo de nuestro Estado, es finalmente, en vez de la Iglesia, nuestro actual Gobierno quien se aplica la célebre frase de Jesús; esa de “si te pegan en una mejilla, pon la otra”. No ya sólo se le permite a la Iglesia proponer a las personas que impartirán la enseñanza religiosa, así como los contenidos de la misma, los libros de texto y el material didáctico, si no que resulta que es también el Estado quien paga los sueldos de las y los “afortunados” elegidos y elegidas, así como las posibles indemnizaciones por despidos declarados improcedentes. La Iglesia infringe y vulnera la ley, y el Estado paga sus errores. La Iglesia interfiere en asuntos civiles criticando las reformas educativas, el matrimonio entre personas del mismo sexo, las reformas del IRPF, etc, etc… y en cambio el Gobierno no mueve un ápice para reformar los Acuerdos de la Santa Sede. ¿Será que también se quieren ganar el cielo?