Si existe alguna palabra que define todo lo que el machismo es; su
inquina hacia las mujeres, su misoginia canalla, esa palabra es puta.
Solo escuchar a alguien utilizarla, aunque sea contra la mujer que más
antipatía me cause, hace que me sienta terriblemente irascible. Dada la
carga misógina de la palabra en sí, me resulta imposible no sentirse
insultada y violentada yo también.
Hace unos días el sumario
del juez Penalva volvía a sacar a luz pública, como si eso importara
mucho a este país, el aprecio del PP y sus allegados por la palabra en
cuestión. De las celebraciones no ya con putas, si no con volquetes de
putas, que además sean muy putas, queda a las claras lo que ya sabíamos:
el concepto de los miembros del PP sobre las mujeres. Simplemente
putas.
Entendemos ahora los ataques despiadados contra el
Ministerio de Igualdad y su Ministra mientras existió. Entendemos como
han ido desmontando el Instituto de la Mujer, cambiando hasta en dos
ocasiones las bases reguladores de las subvenciones a asociaciones para
tratar de desarmar al movimiento feminista. La tozudez contra la
libertad de decidir de las mujeres. La resistencia en los Ayuntamientos
hacia las políticas de igualdad. ¿Hasta dónde creen que pueden llegar
estas putas?, deben pensar en su ya no tan hondo foro interno.
Para estos herederos de la cultura caciquil, franquista y patriarcal de
nuestro país, las mujeres somos eso; putas, pero para las personas que
creemos en la dignidad de las mujeres ellos no son más que volquetes de
puteros despreciables, indignos de respeto. Hombres pequeños,
acomplejados, insignificantes, sin ningún valor, ni dignidad humana
Demasiadas putas y una menor. diario16.com/demasiadas-putas-y-una-menor/