Blog de prosa con historias del segundo sexo que sanan.

sábado, noviembre 09, 2013

Lo que le contaré a mi hijo sobre las Femen



Hace hoy un mes que las Femen entraron en el Congresos de los Diputados/as para defender los derechos de las mujeres, frente al intento del Ministro de Justicia de devolvernos al medievo. Quienes tienen posibilidades económicas y de otra índole,  y mantienen posiciones rancias y despectivas respecto al resto de seres humanos que no corren la misma suerte, presenta su falta de solidaridad, empatía y consideración hacia los demás promoviendo leyes como la del aborto. Leyes que afectan de forma dramática a las personas. Que socavan sus derechos a la libertad y a la dignidad. Que afectan a su derecho a la salud y la propia vida. E ignoran de forma despectiva y deliberada el drama en que se sumergería a las familias con escasos recursos, afectadas más que nunca por los recortes sociales a los que nos somete los mismos promotores de los recortes del derecho a decidir de las mujeres. La tan cacareada libre elección queda como un recurso de justificación del enriquecimiento de unos pocos a costa de toda la sociedad en forma de privatizaciones. Quienes tienen una situación de vulnerabilidad les es vetada. 

Sin entrar en mayores profundidades sobre la forma de activismo de esta organización feminista, aunque sí diré que aunque solo sea por escuchar a Alberto Ruiz Gallardón balbucear "¿el aborto es sagrado?", ya mereció la pena la acción, si me gustaría señalar las contradicciones de quienes utilizan la demagogía contra los derechos de las mujeres. 


Dice el refranero popular que las comparaciones son odiosas, sin embargo, a veces, son muy ilustrativas. Son como un espejo que nos devuelve la imagen de lo que realmente somos. Mientras los diputados y diputadas del PP  tacharon la acción de las Femen con el torso desnudo como "repugnante", "patética" y "fanatica", incluso algún diputado de la bancada popular gritaba muy airado: "fuera", "fuera de aquí", a mi me resulta muy curioso lo poco indignante que le resulta la exposición de los cuerpos desnudos de las mujeres para según que cosa. A ellos y a otros que opinaron sobre lo indigno de la acción a "pecho descubierto". 

Por las mañanas me levanto temprano para llevar a mi hijo de corta edad a la Escuela Infantil. Raro es el día que no me encuentro en el parabrisas del coche un anuncio con cuerpos de mujeres mucho más impúdicamente retratados que los de las Femen. En ellos se ofrecen señoritas y servicios de todo tipo, a la vista de todo/a el que por allí pasa incluido mi hijo, menor de edad. Me pregunto el día que él sepa leer y me pregunte sobre esto qué es lo que le voy a contar y qué le está enseñando sobre nuestra sociedad esta utilización del cuerpo de la mujer. Ante mi asombro toda la polémica generada por la utilización del cuerpo de las activistas de las Femen para reivindicar los derechos de las mujeres, no tiene la más mínima repercusión en la exposición del cuerpo de las mujeres con el fin de ser explotados y utilizados por otros.

 Lo que me queda claro de todo esto es que cuando mi hijo sea más mayor y me haga preguntas, me sentiré cómoda hablándole de las Femen: sus objetivos, su filosofía, el esfuerzo por lograr los derechos individuales y colectivos. Sin embargo, sobre la utilización del cuerpo de las mujeres para ser prostituidos y privarles de sus derechos pasaré un trance de vergüenza y tristeza al tener que hablarle de la sociedad en la que nos sitúan algunas ideologías y la existencia de algunos elementos que las promueven.