Blog de prosa con historias del segundo sexo que sanan.

domingo, junio 15, 2008

LA RAIZ DE MI PROBLEMA

Todo el mundo tenemos problemas, pero como bien apuntaba mi profesora de matemáticas para resolver varias incognitas hay que simplificarla hasta llegar a una y cuando llegas a esa: ahí está la raiz del problema y su posible solución.


Yo tengo un problema, lo reconozco, lo arrastro desde que tengo uso de razón. Bueno, tengo varios. Y parte fundamental de esos problemas es que nunca he sabido llegar a la raiz mencionada por mucho que resonaban la palabras de la Señorita Agustina, aquella célebre profesora de matématicas. Sí, porque entonces los profesores eran profesores y las profesoras eran señoritas, nunca supe muy bien porqué. Otro problema a mis eternas dudas y divagaciones que por supuesto nunca llegan a ninguna parte. Y todo por culpa de una supuesta persona sabia que decía que la verdad tenía varios caminos. Entonces la respuesta sabia sería para que molestarse siquiera. Pero sea porque la vida es muy corta, pero a veces se hace muy larga o por otra incognita que se sumaría a la lista de problemas que dependerían de esa raiz que no hay manera de encontrar, ahí sigue una buscando la verdad por varios caminos o en los caminos varios buscando la verdad.

Sin embargo hoy he aprendido una lección más: que ni la reflexión ni el autoanálisis que a veces resuelve las cosas o al menos salva las situaciones, son métodos que lleven a la incognita principal. Ésta no aparece cuando una quiere, si no cuando a ella le da la gana, amén de su posible resolución. Entonces después de tanta filosofía hoy leyendo a Isabel Allende, a la raiz le ha dado la gana de aparecer. La incognita de mis quebraderos de cabeza estaba ahí y lo que es mejor o peor, nunca se sabe, es que parece que otros seres humanos tienen este nexo común.

Aquí les dejo mi hallazgo de los labios de Isabel Allende: "La raíz de mi problema siempre ha sido la misma: incapacidad de aceptar lo que a otros/as les parece natural y una tendencia irresistible a emitir opiniones que nadie desea oir". Y si me lo permiten yo añadiría, opiniones que a veces ni siquiera yo deseo oir, pero que se siguen diciendo o reservando de manera alternativa. La primera mucho más de lo que una a veces quisiera. Sin duda, cosas de la voluntad que es más fuerte que una misma.

PD: Si a alguien se le ha ocurrido preguntarme sobre como despejamos la incognita una vez que la hemos hallado, ya le adelanto que esto, lo mismo va a tardar otros ta y tantos. Aunque antes tendré que decidir si tengo propósito de enmienda. En cuanto lo sepa aviso.

5 comentarios:

Expediente X dijo...

La verdad que me sentí identificado, sobre todo cuando dices aquello de " buscando la verdad por varios caminos o en los caminos varios buscando la verdad." es como los grandes misterios o cuestiones que encierran diferentes explicaciones o contestaciones y tienen lugar en mi blog, Expediente X, tal vez un blog más. Sin lo uno y sin lo otro, mi blog desaparecería. Por cierto, y cuando dices "Si a alguien se le ha ocurrido preguntarme sobre como despejamos la incognita una vez que la hemos hallado," digamos que con voluntad, quizá me apunte esa incógnita en el cajón desastre de mis numerosos Expedientes X, je, je. Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Me temo que tenemos problemas parecidos

Anónimo dijo...

Jodé qué fácil ponemos las cosas...
Y si en verdad uno defiende lo que no cree???... tal vez al Gore u Obama tengan la respuesta.....

Salud y libertad... porque belleza nos sobra....

Entropía...

Anónimo dijo...

Hace dos años me hablaron de Simone de Beauvoir. Hace tan sólo unos días que, por fin, me decidí a tomar uno de sus libros: su primera novela, "La invitada".

Toda la complicación que surge de esa inusual experiencia humana podría verse reducida a algo mucho más sangriento y sincero si no fuera por las trampas del intelecto y esa inconfesada dependencia y deseo de amoldarse a su pareja que sufre Françoise -aún no me he acabado el libro-.

Todo esto para decir que, en mi humilde opinión, las cosas dejan de ser simples cuando se racionalizan, cuando la propia voz se escinde en criterios y juicios varios, en observadores y puntos de vista impersonales.

La cuestión rpincipal se halla siempre latente bajo todas las preguntas y, por más que no se quiera reconocer, tampoco se puede huir de ella, a pesar de la lucha...

Quizás una cobarde -o valiente- aceptación -o resignación- sería lo más indicado...

Gimyfloid dijo...

Enhorabuena por este blog, es realmente interesante y cuanta razón tienes en lo que dices, encontrar la raiz del problema es un paso...